Las industrias química y petroquímica tienen muchos desafíos comunes a otro tipo de industrias en relación al uso de materiales y al mantenimiento de componentes, estructuras e instalaciones industriales. Sin embargo tienen una particularidad esencial consistente en que los productos que manejan y el ambiente en el que se desarrollan someten a los materiales a unas condiciones especialmente exigentes.
El problema de la corrosión surge así de forma prácticamente inevitable, de modo tal que el control del mismo y de sus consecuencias mediante la adecuada selección de materiales, la determinación de periodos de inspección y el establecimiento de criterios de aceptación o rechazo de componentes en servicio, suponen una condición imprescindible para la adecuada gestión de la seguridad y de la propia eficiencia económica de estos sectores industriales.